Óleo de Gregory Frank Harris
“Así pues, el alumno es tal cual es. Eso es todo. Si y no.
Son niños y adolescentes de la misma edad que yo a finales de los
cincuenta, ese es al menos un punto de semejanza. Siguen levantándose muy
temprano, sus horarios y sus mochilas siguen siendo muy pesados y sus
profesores, buenos o malos, siguen siendo el manjar preferido en el menú de sus
conversaciones, y ya van tres puntos en común mas.
¡Ah!, una diferencia, son más numerosos que en mi infancia, cuando
los estudios terminaban para muchos con el diploma de enseñanza elemental . Y
son de todos los colores, al menos en mi barrio (…)
(…) No, la diferencia fundamental entre los alumnos de hoy y los
de ayer debe buscarse en otra parte; no
llevan los jerseys viejos de
sus hermanos mayores. ¡Esa es
la verdadera diferencia! Mi madre tricotaba un jersey para Bernard y, cuando
crecía, me lo pasaba. Y lo mismo con Doumé y Jean Louis, nuestros hermanos
mayores. Los pullovers de nuestra madre eran la inevitable sorpresa de Navidad.
No llevaban marca ni etiqueta en la que pusiera Jersey mamá; sin embargo la
mayoría de los niños de mi generación llevaba jersey
mamá.
Hoy no, la Gran Madre marketing, se encarga de vestir a mayores y
pequeños. Viste, alimenta, da de beber, calza, toca, equipa a cada cual, provee
al alumno de electrónica, le pone sobre unos patines, bici, scooter, moto,
patineta. Le distrae, le informa, le conecta, le propina una permanente transfusión
musical y le dispersa por los cuatro puntos cardinales del universo consumible,
ella es quien le duerme, ella es quien le despierta, y cuando se sienta en
clase, vibra en el fondo de su bolsillo para tranquilizarle. ”
(Mal de Escuela; Daniel Pennac, parte 7 del
capítulo VI,
Edit. Lit. Mondadori, Barcelona 2008)
Edit. Lit. Mondadori, Barcelona 2008)
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