Una profesión degradada…
Paralelamente y por efecto de lo que analizáramos en entradas
anteriores, las instituciones escolares adquirieron un fuerte sesgo endogámico
que hoy cuesta desarticular. Empecinados algunos en creer que el mundo exterior
“es contaminante” se niegan a abrirle las puertas sin advertir, como se ha
dicho muy bien, que la realidad “se interna por las ventanas “o entra vestida
con guardapolvo blanco.
Se agrega a todo esto el hecho de que en las últimas décadas, la
docencia como opción laboral comenzó a encontrarse en una situación conflictiva:
Frente al deterioro salarial y de las condiciones de trabajo
aparece cada vez menos atractiva. Pero por otro lado frente a una creciente
desocupación, para ciertos sectores al menos, garantiza un ingreso estable y
obra social.
La formación de
los docentes presenta también
características que colaboran negativamente en su desarrollo como intelectuales críticos:
Es aquí interesante el análisis que de ello hacen A. Birgin, y S. Duschatzky
· Instituciones
formadoras que se mimetizan con el nivel para el que forman a los docentes,
adoptando estilos infantilizantes, que solo proporcionan matrices de
aprendizaje institucional inadecuados a una formación intelectual reflexiva.
· Planes de
estudio con una rígida estructura deductiva , una formación pedagógico-didáctica
que carece de confrontación de enfoques y alternativas, divorciada de los
contenidos sustantivos y de la posibilidad de relacionarlos.
· El abordaje
de las realidades cotidianas desde posiciones dicotomizadas y simplistas.
· Priorización
de los conocimientos alejados de sus fuentes (la realidad como un sistema
relacionado) y de sus contextos de producción (la ciencia), aparecen como “algo
dado e inamovible” –verdades absolutas- y no como construcciones sociales
susceptibles de ser criticadas y sustituidas por otras más adecuadas .
Retos y desafíos…
· la naturaleza y finalidad de la preparación del profesorado,
· los programas de perfeccionamiento,
· las formas dominantes de la enseñanza en el aula,
· la relación que entablarán con el conocimiento
· la defensa del espacio pedagógico del que son ellos mismos un
elemento insustituible y fuertemente protagónico.
Pero a la vez revisar dicho protagonismo que no puede serlo
desde un lugar de dominio y control sino de construcción
de vínculos positivos.
Sería oportuno que desempeñen un papel responsable en la
configuración de los objetivos y condiciones de la enseñanza escolar,
esforzándose por crear las condiciones que les permitan convertirse en
profesionales, con el conocimiento y el valor adecuados, para trabajar
transformando reflexivamente las prácticas sociales que encarnan.
Pero asimismo desarticular cierta ilusión de omnipotencia que
les impide reconocerse formando parte de una nueva y muy compleja realidad que
articula factores políticos, institucionales, curriculares, culturales,
históricos y que les impone una fuerte oposición desde lugares donde se generan
nuevos sentidos (proliferación tecnológica, cultura mediática o de medios
de comunicación, exclusión social, nuevas culturas de autogestión social
producto de la pobreza, nuevos modos de relación familiar y social, etc.),
afectando el significado y objetivos de la escolarización misma.
Ilustración de Francesco Tonucci
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